La película se inscribe dentro del género negro italiano, conocido como poliziottesco, un subgénero de los setenta que intentaba explotar el éxito de la saga de Harry el Sucio con policías que usaban métodos expeditivos y se tomaban la justicia por su mano. No obstante, Milano Calibro 9 es una rara avis dentro de esta corriente, por su calidad y porque el punto de vista que adopta la narración no es el de la policía sino el de los delincuentes. Ugo es un ex convicto que recién salido de la cárcel tiene que soportar la presión de la policía y de un sádico mafioso con tendencia a la sobreactuación (algo que se puede llegar a perdonar en un italiano) llamado Rocco. Todos creen que Ugo sabe dónde se esconde una cuantiosa suma de dinero producto del tráfico de drogas y quieren recuperar el dinero. El ex convicto recurrirá a un antiguo amigo para pedirle ayuda y protección y también volverá a ver a su ex-novia, una espléndida Barbara Bouchet que está increíble en una secuencia de baile de la cual pongo unas cuantas capturas a continuación.
A lo mejor es sólo una imprensión personal, pero el prota me recordó bastante a Steve McQueen, sólo que más gordo y más calvo, lo cual le viene de lujo para interpretar al perdedor de Ugo. También encontré un cierto paralelismo entre su personaje y el de Bruce Willis en Pulp Fiction: un forzudo que parece que está un poco sonado pero que sabe más de lo que aparenta.
En el apartado de secundarios destaca Lionel Stander como el jefe de Rocco, conocido como "el Americano". No sé si acordarán pero este señor salía en una serie que veía en mi infancia llamada Hart & Hart.
En cuanto al director, Fernando di Leo, poco puedo decirles, salvo que tiene otra película del mismo año y con muy buena pinta llamada "La mala ordina", para la que contó como protagonistas con dos secundarios de lujo hollywoodienses como Henry Silva y Woody Stroode. No obstante, el hecho de que en esta peli no haya caras conocidas redunda en beneficio de la historia, llena de giros argumentales y sorpresas. El no contar con ningún actor al que asociemos directamente con el rol de bueno o de malo, hace la trama mucho más inesperada y menos rutinaria, más "imprevista". En este sentido, de nuevo junto la pata con la oreja y la relaciono con otra peli con la que aparentemente no tiene nada que ver, la magnífica Get Carter (ojo, la de Michael Caine), que también me transmitió esa sensación de que cualquier cosa podía pasar.
Sin temor a equivocarme puedo asegurar que Milano Calibro 9 es cine negro en estado puro, más cercano al de la literatura negra antes que al celuloide por presentar una mirada pesimista a un mundo cruel y sórdido, unos personajes sin una moralidad clara y una violencia desagradable, no tanto por presente sino por real y cotidiana. La verdad es que mientras la veía tenía la sensación de que tenía que ver más con Raymond Chandler o con James Ellroy que muchas de las adaptaciones cinematográficas de sus obras.
Me despido con las capturas:
-Aquí tienen a la Bouchet, mucho más guapa en mi opinión que en Angustia de silencio, también del 72.
Y aquí una prueba gráfica de que el actor que interpreta al malvado y desquiciado Rocco (Mario Adorf) sobreactúa una mijita: