1/07/2010

Archivo Zombie IV: Algo olía a podrido en los 80

Gracias a mi amigo Jarre retomo una de las series que dejé incompletas hace ya más de un año. Continuamos con el tema de lo zombie de nuevo por donde lo dejamos, allá por el año 1982, cuando Italia y España cogieron el testigo dejado por Romero.
Los 80 parece que fueron una buena década para el terror (más por cantidad que por calidad, eso sí hay que decirlo) y las estanterías de los videoclubs estaban cargadas de películas de este género. Aunque a priori parece que lo que triunfaba era el slasher (con las secuelas de Viernes 13 y sus imitadoras) y las pesadillas de Freddy, también floreció el putrefacto subgénero de los zombies.
Antes de entrar en detalles me gustaría destacar unos cuantos de films que si no entran plenamente en la categoría canónica sí son muy recomendables y los no muertos juegan un destacado papel en ellas. Como curiosidades, señalar El terror llama a su puerta (1986) de Fred Dekker, muy divertida y un sentido homenaje a la serie B de terror ; El cementerio viviente (1989), un perverso cuento de Stephen King con reminiscencias de La mano del mono y luego un hito en este tipo de cine Evil Dead (1982), de Sam Raimi, que con cuatro duros y un puñado de amigos creó un clásico (aunque me sigue gustando más Evil Dead 2). También hay que destacar La serpiente y el arco iris (1988), de Wes Craven, que habla de los zombies de verdad, los de Haiti. Y ahora, vamos a comentar, parece que 1985 fue el año zombie:

-El Día de los muertos, de George A. Romero (1985). Con muy pocos medios y una historia que cojea, el padre de la criatura se despedía (aparentemente) del subgénero y cerraba la trilogía de los muertos. A pesar de ser la más floja de las tres, tiene elementos inolvidables, como el zombie Bub o esa imprecación final del militar siendo despedazado por la horda de no muertos deseándoles a los comensales que se atraganten con sus visceras.

-El regreso de los muertos vivientes (1985). Con mucho morro y ganas de guasa, el recientemente fallecido Dan O'Bannon (colaborador de Carpenter en su primer film, Dark Star, y uno de los creadores de la saga Alien) revivía la saga de los zombies y daba pie a que crease una trilogía paralela (lástima que luego bajase la calidad). La frase inolvidable, pronunciado por un novio en proceso de transformación a su prometida: "¿Me amas?, pues dame tu cerebroooo!". También es digna de mencionarse la escena del cementerio con la scream queen Linnea Quigley desnuda y devorada por los zombies , además del bichejo ese asqueroso que no paraba de repetir "cereebrooo".

-Reanimator (1985). Con mucho sentido del humor y mucho sexo, Brian Yuzna se basaba libremente en un relato de Lovecraft para relatarnos las andanzas de un mad doctor de la universidad de Miskatonic que crea un líquido que trae a la vida a los muertos. Inolvidable la cabeza amputada del maloso, que no podía controlar su cuerpo.

Bueno, y estos dos ejemplos son más hetereogéneos:

-Demons (1985). El hijo de Mario Bava, Lamberto, con el apoyo de Dario Argento, nos contaba una historia sobre monstruos que se salen de la pantalla, gente que se queda encerrada en un cine, todo ello aderezado con una banda sonora heavy metal. Son unos zombies raros, pero zombies al fin y al cabo.

-Life force (1985). Tobe Hooper comenzaba su ignominioso periplo ochentero con la productora Cannon con esta cinta de culto: el cometa Halley, vampiros espaciales (que se comportan como zombies) que destrozan Londres, Mathilda May, que no sale ni en una secuencia vestida... Yo es que siento debilidad por esta peli.
Y aunque seguro que me olvido de muchos films, cierro la década con el remake de "La noche de los muertos vivientes", dirigida por el mago de los efectos especiales Tom Savini. Una revisitación de la película con la que empezó todo que a pesar de no ser tan mítica como el original sí le hace justicia y merece la pena ser vista. Es básicamente la misma historia, pero con más medios, mejores efectos especiales (como no podía ser de otra manera) y más protagonismo para la chica, que en el original sólo se limitaba a llorar y quebada en estado catatónico; aquí nos encontramos, en cambio, con un personaje femenino fuerte y decidido.