7/05/2007

24 semanas después (de Feria del Teatro)

He estado unos días sin postear nada porque en estos momentos se está celebrando la 24 edición de la Feria de Teatro en el Sur, un evento de importante relevancia en la Comunidad Autónoma Andaluza y (según afirman los organizadores) también en el país.
Durante una semana este pueblo de la Verga del Guadalquivir se transforma en una ciudad cosmopolita y vivimos lo que parece ser otra feria. La verdad que no voy a hacer yo quien critique este evento (por cierto, la mayor crítica es que parece ser la única actividad relevante de la concejalía de cultura, pero esa es otra historia), ya que me gusta la "vidilla" que le da al lugar el evento.
Pero bueno, que me voy por las ramas, este post venía a contar dos cosas sin aparente relación: que me encanta 28 semanas después y que todavía no he visto una obra que merezca la pena en dicha feria.
Ayer empecé a ver la película dirigida por el español Juan Carlos Fresnadillo y ya me parecía que su prólogo le da sopas con onda a la inferior 28 días después y es que en los diez primeros minutos hay más zombies y más acción que en la cinta de Danny Boyle y ese prólogo resume la anterior peli, que si no han visto no merece la pena hacerlo. A mí me pareció un camelo, sobre todo comparada con Dawn of the dead, que se estrenó al mismo tiempo. Boyle y su guionista habitual aprovechaban El Día de los Trífidos para ofrecer una peli donde unos militares querían tirarse a la que parecía ser la última mujer sana que quedaba, con unos cuantos zombies y una escena muy chula donde se veía el centro de Londres vacío.
Pues aparqué el visionado para acudir a una obra, al parecer la única que escribió Picasso (no me extraña, al malagueño se le daba mejor pintar) donde un montón de personajes decían cosas sin sentido y de vez en cuando se podía ver algún desnudo (supongo que para que el respetable no se durmiera). Así que me salí a los diez minutos. Ya soy bastante mayor para haber asentado mis prejuicios y no creo que la obra me descubriese el sentido de la vida ni nada por el estilo.
Esta noche espero disfrutar con una adaptación de La ópera de los tres peniques, de Brecht y Weill, a ver si me quita el mal sabor de boca, porque en esta edición (como en casi todas las anteriores) parece que sólo hay obras pseudointelectualoides donde hay mucho ruido y pocas nueces. Por lo menos está siendo la edición más musical de todas, también hay mucha Guerra Civil... En fin, lo de siempre, lo que queda bien luego plasmado en el periódico: grandes aspiraciones, naturaleza humana y en fin, todas esas palabras que han vaciado de significado los políticos.
Pero volviendo a los zombitacos, que dejé abandonados para ver esa chorrada (aunque eso sí, muy bien interpretada, escenografiada y con excelente atrezzo) la cinta de Fresnadillo es genial y algunas de sus escenas merecen pasar a la historiografía zombie, como la del helicóptero descuartizando a decenas de infectados por el virus. Además, un concepto muy interesante que introduce 28 semanas... es que el grupo de protagonistas no sólo debe sobrevivir a las hordas de zombies con mala baba, sino también a los militares que quieren acabar con todo rastro del virus, y que son incluso más peligrosos. ¿Y los temas que trata? pues la Familia, la Culpa, la Rabia... así con mayúsculas. Además, los personajes tienen una profundidad psicológica no muy usual en el género.
En definitiva, que es una peli de visión obligada para aficionados al género (aunque en el fondo los zombies no estén muertos y sean muy rápidos).
Por último, una cuestión que me planteé mientras la veía, con la importancia que tiene en la trama la herencia genética, fue "¿están los latinos más capacitados para hacer pelis de zombis?". Un dato: George A. Romero es de procedencia española, de ahí su apellido y luego tenemos a italianos como Fulci, Jorge Grau con No profanar el sueño de los muertos o Robert Rodriguez y su inminente Planet Terror.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, hasta cierto punto de acuerdo contiigo. Yo también me salí de la obra. Pero es la misma discusión que tuvimos aquel día sobre el arte contemporáneo. La obra esta hablaba sobre desesperación, hambre, guerra, desencanto... Pero claro, con pinceladas de palabras áparentemente sin sentido como los brochazos de una pintura contemporánea. Lo malo de eso es que los brochazos te pueden dejar indeferente porque hay mucha gente que da brochazos pero que ese brochazo te provoque alguna emoción ya no son tantos los que pueden conseguirlo. La verdad es que esa noche no me apetecía oír brochazos así que me salí.

Calerito dijo...

Ostia, me acuerdo del día que vi "No profanar el sueño de los muertos". La echaron en un ciclo de terror que no me solía perder, "Mis terrores favoritos", de Chicho Ibáñez, allá por la mitad de los 80, (dios qué viejo soy!) Me puso los pelos de punta, (como todas las del género). Creo que era una coproducción hispano-italiana. Me acuerdo todavía de algunos actores, y cuando he vuelto a verlos en otra obra se me han vuelto a erizar los pelos! Saludos