11/13/2007

Lo mío y yo (1988), de Doris Dörrie

Aquí estoy de vuelta y esta vez para hablarles de una película que parece que se encuentra injustamente olvidada y reitero lo de injustamente porque aunque no estemos hablando de una obra maestra sí es una cinta bastante original y muy divertida.
Y es que ¿conoceís alguna otra película que esté basada en la relación entre un hombre y su miembro viril? Griffin Dune (Jo, qué noche, ¿Quién es esa chica?) es un ejecutivo que el día de su cumpleaños descubre que su pene puede hablarle y como si fuera un anti-Pepito Grillo le incita continuamente a abordar a las chicas y a tener aventuras amorosas, poniendo en riesgo su vida familiar y laboral. Partiendo de este argumento descabellado y un poco zafio, la película sabe evitar en gran medida el humor fácil y de trazo grueso, además tiene momentos hilarantes y originales. Pero por lo que no hablamos de una obra redonda es precisamente porque a la peli algunas veces le falta ritmo y parece tener tiempos muertos. O más bien está un poco desiquilibrada: en un momento se suceden muchas escenas graciosas y hay otros momentos que parecen serios.
De cualquier modo, estamos hablando de una película muy disfrutable y divertida, sobre todo si se ve acompañado.
Por otra parte, se podrá decir que el retrato masculino que hace la directora alemana Doris Dörrie es un poco tópico, pero en gran parte de las ocasiones los tópicos son verdaderos. Además el pene representa "el ello" masculino (si me permiten esta apropiación de la terminología freudiana) que da energía y autoconfianza al protagonista pero que lo puede llevar al desastre debido a que no tiene límites en su capacidad de desear y no respeta las normas sociales (vamos, más o menos lo que le pasaba a Jack Nicholson en Lobo). Pero olvidénse de este análisis y vean la peli, que es un buen ejemplo de lo que la comedia ochentera llegó a dar. Además parece que la idea original surgió de un relato del escrito italiano Alberto Moravia.
En cuanto a los múltiples gags, mi preferido es cuando el pobretón ejecutivo Griffin Dune, que aspira a llegar a la cima de su empresa puede escuchar gracias a su "amigo" lo que dicen los penes de sus jefes, que están todos amargados porque saben que las amantes de los peces gordos fingen en la cama. Recuerdo que uno de ellos decía también "a su mujer no le gusto, no quiere ni tocarme" (o algo así) .

1 comentario:

Fran G. Matute dijo...

Yo sí conozco otra peli sobre la relación hombre-pene: "Marquis" (Henri Xhonneux, 1989)... Bueno, mejor dicho... entre perro-pene!